Es curioso, esta mañana caminando por la facultad me he cruzado con una mujer que no conocía de nada. Y le he saludado.
Su cara de sorpresa ha sido evidente, casi tanto como la mía, por que de hecho me he ido preguntándome porque lo había hecho.
Esta noche, por la calle de vuelta a casa, una mujer que no conocía me ha saludado.
Esta vez la sorpresa ha sido doble. Y me pregunto ¿Acaso me habré hecho amigo de las mujeres desconocidas? Que experiencia tan extraña.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
yo creo que es más simple: el mundo te devuelve lo que le das :)
Así sera, peroo...
En ese caso, o bien me debe mucho, o es que me he portado muy mal con el.
Un Josep-petó ;)
Seguro que lo han hecho porque había algo de especial en tu presencia, algo que los otros perciben y se lanzan a saludarte.
Publicar un comentario