miércoles, 5 de diciembre de 2007

Tránsitos (IV) 2º parte

...

Caigo de espaldas. La aparición de esa mirada se ha llevado la fuerza de mis piernas. Un segundo después mi cabeza comprueba la dureza del suelo.

Tumbado y aun conmocionado, puede que por el golpe, puede que por el susto, decido abrir los ojos. No estoy seguro si lo que he visto ha sido algo real, o simple resultado de mi locura.

Así momentos después comienzo a incorporarme. Me levanto manteniendo una distancia mas que prudencial con la ventana. No puedo dejar de mirar hacia ella, aunque no quiera, aunque las piernas me pidan correr, aunque mi valentía se haya quedado en el golpe.

Una vez erguido, observo que parece que nada haya sucedido. Todo esta igual. De no ser por el pequeño orificio que había practicado en la suciedad del cristal.

Me acerco lentamente, con el miedo como conductor del temblor de mis manos. Aparentemente no hay nada ahí. Todo esta el calma, la cabeza aun me duele, pero todo permanece en calma.

Justo en el momento que una de mis manos se alarga a tocar el cristal, una súbita serie de golpes inmensos hacen temblar los cristales. El polvo depositado comienza a formar una nube a mi alrededor. Compruebo como mi mano a contagiado su temblor a todo mi cuerpo. Estoy completamente sumido en el miedo.

Los golpes se repiten en un ritmo salvaje. Veo como la ventana se resiente en cada uno, haciendo parecer que se va a resquebrajar en alguna de las brutales avenidas.

Totalmente helado intento descifrar que o quien es el autor de esto. Apenas acierto a discernir una silueta en el vidrio. Parece mi reflejo, pero no lo es. Yo no podría mirar a otra persona con ese odio. Aquí comenzaron los gritos.

-¡Eres un cobarde!¡Tu lo dejaste ir!

Una voz de una ira incontenida me lanza palabras que no llego a entender. Le respondo con un grito de media voz.

-No te comprendo. ¿Que quieres decir?

Aun con mas fuerza me replica.

-¿Que no me entiendes? ¡Bien sabes de que hablo!¡Fuiste un cobarde!¡No tuviste la fuerza necesaria!
-¿Porque me dices esto?
- ¡Por que no tuviste el valor para que se quedara!¡Por que ahora te quedaras aquí para siempre¡

Los gritos y los golpes cesaron en ese instante, con lagrimas en los ojos, mis rodillas llegaron al suelo, mis manos a la cara, y mi garganta apenas dejo salir un sollozo.

-No. Hice lo que pude. Se fue para no volver, pero no fue mi culpa.

En sentido contrario al de mis palabras un abrumador sentimiento de culpabilidad invadió mi cuerpo. Las lagrimas aparecieron de entre mis dedos, y el dolor se ocupo de mi conciencia.

Encogido sobre mi mismo, llore durante horas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya giro inesperado!!!...no lo esperaba...pero bueno como otras tantas cosas..lucha!lucha!...
Esos ojos verdes q parecen el espejo de tu alma no los tengas encendidos por el rencor.tu puedes con ese miedo!!everything flows!!

Anónimo dijo...

Bien JL, bien... Por fin apareces por aquí!!
Otra vez nos dejas con la lengua fuera, otra vez sin aliento!!
No tardes tanto en escribir!
Un beso grande

Anónimo dijo...

Pero bueno... ¿otra vez atascado?
¿¡No nos querrás dejas así todas las Navidades??!!
Desde luego, NO TIENES CORAZÓN!!

vENgA : A eSCRibIr!!